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No está España para muchas valoraciones del resultado electoral que se nos entrega, como siempre, a cuentagotas. Necesita España trabajo y decisiones políticas relevantes. Sin embargo, no podemos eludir el envite de esta noche y dar nuestras personales consideraciones, sabiendo que los resultados definitivos pueden «aguarnos» las conclusiones provisionales.

Como muchos españoles, pinganillo en la oreja, viendo la televisión, y conectado al móvil…Lo primero que me llama la atención son los malos resultados del Partido Popular en Cataluña. O mejor dicho, la eventual falta de contribución de los catalanes a la mayoría absoluta del Partido Popular. Convergencia y Unión, y su candidato estrafalario, arrasan en Cataluña, como lo hicieron en las pasadas elecciones autonómicas. ¡Es tanto el tiempo entregado a los nacionalistas! ¡Y tan poca la lucha ideológica hecha en campaña!

Está claro que para liberales tenues y tecnócratas sin ideas ni escrúpulos, los catalanes prefieren a los convergentes antes que a los fieles voceros del miniaparato popular. Veremos cómo va la noche, pero esos 16 diputados de Convergencia, de verdad, son dolorosos para los que creemos en una Cataluña muy catalana y muy española.

La mayoría absoluta se cocina en Andalucía pero se prepara en Madrid, las Castillas y el viejo Reino de Valencia. Qué pena que desde Cataluña volvamos a verlo desde lejos…